Paul Thomas Anderson presenta su última película en la sección oficial de la Mostra.
Joaquin Phoenix se convierte en uno de los firmes candidatos a Copa Volpi al mejor actor, en el papel de un excombatiente de la segunda guerra mundial que no encuentra sitio ni satisfacción en momentos de paz. Es entonces cuando halla bálsamo en una secta y en el amo interpretado por Philip Seymour Hoffman. El director, Paul Thomas Anderson (Magnolia, There will be blood) ha reconocido sin pudor que su inspiración fue el comienzo de la Iglesia de la Cienciología.
La crítica aplaude casi con unanimidad la película en su estreno en Venecia: «¡Qué deslumbrante, desvergonzadamente clásico de la vieja escuela americana que es ésto. El Maestro es exuberante y extraña, a un ritmo pausado y, sin embargo, realizada sin apenas un gramo de grasa en los huesos…» (The Guardian). Otros ponen el énfasis en los personajes: «Dos cosas hay que destacar: el manejo extraordinario de la técnica cinematográfica, suficiente para mantener a casi un experto en el borde de su asiento durante todo el tiempo, y los retratos enormes de Joaquin Phoenix y Philip Seymour Hoffman como hombres totalmente antitéticos…» (Hollywood Reporter). La proyección va más allá de la experiencia personal de sus protagonistas: «Es también un retrato de Estados Unidos en un momento muy especial en el tiempo: Anderson puede que mantenga su íntimo drama con pocos personajes clave, pero ofrece una imagen inquietante de un mundo vuelto del revés por la guerra y un caos que permiten que estos hechos sucedan…» (Time out London). «La fascinación del veterano Paul Thomas Anderson por almas in extremis alcanza una apoteosis burlona y ricamente inquietante en «El Maestro» (Variety). «Incluso entre sus escenas más desgarradoras de ira desenfrenada y lealtad rota, una sensualidad sin embargo volátil invade cada toma de «El Maestro» (The Playlist). Aunque no todas son críticas positivas: «Aunque la película (la primera en ser filmada en 70 mm desde el Hamlet de Kenneth Branagh hace 16 años) es gloriosa de ver, no trae ninguna coherencia ni idea a sus dos personajes principales: el derrochador Freddie Quell (Joaquin Phoenix) o el chamán-showman Lancaster Dodd (Philip Seymour Hoffman)» (Time).
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