La Cochera Cabaret abrió sus puertas el pasado 23 de junio. La sala cuenta con 250 plazas y un escenario principal sobre el que se pretende ofrecer todo tipo de espectáculos: teatro, conciertos, monólogos, sesiones de magia o entretenimientos infantiles están presentes en una agenda plagada de actividades. Toda una amalgama de propuestas de interés que hace unos días hizo posible que The California Honeydrops iluminaran una noche veraniega que aún se frotaba los oídos tras el enésimo exabrupto político en el Congreso de los Diputados.
La banda se formó hace cinco años en Oakland, California. Desde entonces han venido maravillando a propios y extraños -dicen que al mismísimo Tom Waits– con un sonido que se sustenta en un soul que fortalecen cuando se ven poseídos por los ritmos y armonías de una Nueva Orleans redescubierta hace un par de años por David Simon y su Treme. Ahí es cuando consiguen que la gente enloquezca con ellos, que bailen como si fuera el último día. Si a ello le añadimos algo de blues y un carisma que se desbordó hasta terminar desparramado entre nosotros, sólo podremos concluir, felices, que fue un comienzo de semana cojonudo. Larga vida a los Honeydrops y a una Cochera en la que esperamos refugiarnos más a menudo.
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