The Sunday Drivers (mayo 2007)
Señalando Toledo en el mapa
Después de varios años siguiendo la trayectoria de los Sunday Drivers de cerca, por fín encontramos un rato para hablar tranquilamente con los toledanos con motivo de la publicación de su tercer trabajo: Tiny Telephone (Mushroom Pillow, 2007). Hablamos con Jero, Miguel, Fausto y Lyndon, que disculpan a Carlos y a Julián por no poder haber acudido a la cita. Lógico que hubiera ausencias, es muy difícil poner de acuerdo a los seis miembros de la banda para quedar, aunque a los pocos días del encuentro se hizo oficial la marcha del grupo de Julián. En cualquier caso, durante casi una hora (que más tarde se prolongaría durante la comida) repasamos su trayectoria y hablamos de su periplo por Europa de la mano de Naïve, la discográfica que edita el álbum fuera de nuestras fronteras.
Grabasteis el disco el verano pasado y se supone que iba a salir antes de Navidades. Al final se ha retrasado unos meses más, lo que ha generado muchas expectativas. ¿Es para tanto? ¿Creéis que ha merecido la pena la espera?
Jero: Pues no sé… Realmente ha sido una espera muy larga, estábamos deseando que saliera el disco. Es que ha pasado casi un año desde que grabamos. Nos están preguntando si lo hemos hecho para crear expectación, o si creemos que nos va a perjudicar el que haya pasado tanto tiempo desde el disco anterior, pero no hemos pensado en nada de eso.
¿Entonces qué pasó?
Jero: Para empezar, se grabó tarde porque estuvimos muy liados con la salida del disco fuera y se alargó la gira mucho. Y luego los plazos que manejan las discográficas, que cuando no cumples uno, ya te tienes que esperar al siguiente. Estaba pensado para después de verano y no pudo ser, y ya tuvimos que esperar hasta ahora.
El disco sale en un momento bastante especial, en el que Mushroom Pillow también saca los discos de La Habitación Roja, La Costa Brava, Travolta…
Jero: No queríamos que nos pasara como con el disco anterior, que salió en Francia un año después y fue como volver a empezar las presentaciones y todo otra vez, lo que nos descolocó bastante mentalmente. Por eso tuvimos en cuenta las fechas de Naïve, por lo que se acordó sacarlo ahora. Para Mushroom es un poco putada, porque como dices tienen ahora varios lanzamientos importantes. La última fecha que manejamos nosotros era en marzo, pero ya casi preferimos que salga a la vez en en todos lados, así podemos juntar la promo en todas partes.
El disco lo grabasteis en San Francisco y con Brad Jones como productor, ¿cómo surge esta oportunidad?
Miguel: Queríamos salir fuera a grabar y la primera opción que barajamos fue Estados Unidos. Allí hay muchos medios, es donde se crearon los instrumentos eléctricos, y cuando surgió la oportunidad de San Francisco, después de cuatro o cinco opciones, buscamos un productor. Llamamos a Brad a ver si por casualidad colaba. Le mandamos un disco y al tio le gustó y nos llamó. Estamos emocionados.
Fausto: Todo surgió de nuestro manager, Miguel Corral, que nos iba dando las opciones y nosotros le decíamos a todo que sí.
¿Qué más opciones se barajaron?
Miguel: Hubo un estudio en San Diego y otro en Nueva York…
Jero: Pero prácticamente la primera oción fue San Francisco.
Miguel: Y al primer productor que llamamos fue a Brad Jones. Una vez que salió dijimos: «¡Ya está hecho todo!».
Fausto: La idea del estudio salió del bajista de Nada Surf, que es conocido de Miguel. Ellos habían grabado allí y se lo recomendó.
Y el estudio ha determinado tanto el disco que lo habeis llamado igual.
Fausto: Un poco por falta de imaginación y otro poco porque no nos poníamos de acuerdo.
Jero: Y también como recuerdo, que fueron unos días maravillosos. Fue una experiencia única, y queríamos rendir un pequeño tributo a esos días.
Me hizo mucha gracia porque en los últimos años han salido varios discos con el nombre del estudio en el que se grabaron. Paul Weller con Studio 150, Mark Knopfler con Shangri-La…
Jero: Más gente con falta de imaginación. [risas]
Sí que parece que San Francisco y Brad Jones han influido en el sonido del disco. Podríamos decir que arranca casi sonando a Josh Rouse con Rainbow of colours, con esa calidez propia de su música.
Miguel: Qué bueno, ¿no?
Lyndon: Es curioso, porque en este tema en particular Brad no tocó nada. En otras canciones sí que hizo muchas cosas, pero en esta en concreto no.
Jero: Igual que te hemos dicho que hubiéramos cogido otra opción… No sé, no creo que el hecho de que sea San Francisco sea una influencia en sí, ni Brad Jones. Las canciones llegaron ya hechas, algunas desde hace bastante tiempo. Lo que es evidente es que Brad Jones tiene su sello, su gusto propio, y se nota en su trabajo.
Me refiero, por ejemplo, a que algunos arreglos de teclado de Julián, aunque en esencia no han cambiado, sí que ahora suenan al rollo psicodélico de San Francisco, como en Paranoid. Digamos que ahora puede que se note más esa influencia. Quizá es simplemente que los dos discos anteriores no habían reflejado bien vuestro sonido.
Miguel: Ésa era un poco la intención. Queríamos encontrar un estudio grande para poder grabar en directo y así ha sido, a excepción de algunos arreglos o armonías. Pero así hemos grabado el álbum: una, dos o tres tomas y la que mejor salía era la que ha entrado en el disco.
Fausto: En tres días ya teníamos grabadas todos los tracks, todas las bases.
Miguel: Para que te hagas una idea, a la semana yo me fui con mi primo a comprar ropa de segunda mano. [risas] Carlos y yo ya habíamos terminado.
Este tipo de anécdotas las conocimos en España casi de primera mano gracias al diario de grabación que en forma de blog publicasteis en Supernovapop. Tuvo bastante éxito.
Jero: Javi de Supernovapop nos lo propuso y dijimos que sí. Al principio era más una misión, porque no estábamos acostumbrados a escribir día a día, de hecho no fue día a día, porque era imposible, pero al final fue muy chulo. Para mi fue una experiencia muy importante de los días que pasamos allí, porque además a mi me ayudaba a poner mis ideas en su sitio, a pensar más las cosas…
Miguel: De todas formas tampoco teníamos la perspectiva de lo que pasaba aquí. Nosotros veíamos que la gente escribía muchos comentarios y eso, pero no sé… ¿Realmente fue para tanto?
Yo creo que bastante…
Jero: Yo la vez que le mandé a Javi los dos o tres primeros dias y ví la cantidad de comentarios que había, me quedé flipao. Mola porque ves que hay gente que está pendiente.
Estaba bien el diario, porque además Fausto escribió algunos capítulos más técnicos sobre las posibilidades que teníais en el estudio y esas cosas.
Fausto: [risas] Es que no sabía de que hablar, y había tantos amplis y tantas cosas de las que hablar de las que a mí me gustan que no sé… ¿Estuvo bien, no?
Yo creo que sí, que le daba un toque interesante. ¿Cómo os afectó tener tal cantidad de posibilidades técnicas? Porque supongo que aquí eso suele ser difícil.
Fausto: Técnicamente no es tan diferente, lo podríamos haber grabado en cualquier parte. Además lo grabamos en Protools, no usamos ningún método analógico de cinta super vintage ni nada de eso. Fue más bien la atmósfera que te produce el sitio.
Miguel: Hombre, técnicamente estaba muy bien, porque teníamos todo tipo de amplis. El Rhodes también estaba muy bien.
Jero: Para nosotros era un poco peligroso porque a alguno se nos podía ir la olla probando y probando cosas. También para eso sirve un productor y haber ensayado antes, para tener claro el sonido que quieres. Y luego Brad es un tío que controla mucho y te pregunta: «¿Qué sonido quieres?». Y te dice: «Pues para lograrlo vamos a usar esto». Lo bueno es tenerlo todo allí y no tener que alquilarlo o comprarlo.
Según habéis comentado, creo que en el blog, llevabais las canciones muy ensayadas y montadas y, excepto alguna cosa que cambiasteis a sugerencia de Brad, se quedaron casi tal cual. ¿Qué diferencia veis con respecto a la grabación de Little heart attacks? Quizás en él los arreglos no estaban del todo integrados.
Miguel: [señala a Lyndon] Pues la culpa es del arreglista que está aquí…
Ya, pero ahora sigue siendo el mismo y hay mucha diferencia. ¿Tal vez es porque ya habéis pasado mucho más tiempo tocando juntos?
Jero: Claro, la diferencia es que en el anterior disco a Lyndon le dimos unas canciones ya hechas.
Lyndon: Sí, la cinta que me dieron era estéreo, no podía modificar los niveles de la guitarra o el bajo, o quitar algo para sustituirlo por otro arreglo. Fue muy difícil.
Jero: El trabajo de composición fue exactamente desde noviembre hasta abril, seis meses. Y poco antes de ir a San Francisco a grabar acabamos las canciones. Y también hay una cosa nueva en la «pregrabación»: grabamos maquetas, que antes no habíamos hecho. Y eso ayuda a terminar las canciones. Y a que te aburras de ellas, pero bueno, merece la pena.
Fausto: Hay que tener en cuenta que nos íbamos a San Francisco y el tiempo de grabación era limitado. Para el anterior si tardabas una semana más no pasaba nada, porque estábamos en Madrid. Pero en este cuando terminas, ya no hay más.
Jero: Había que llevar las cosas muy claras.
Fausto: Las únicas que rematamos en el estudio fueron Sing when you’re happy, Day in day out y Do it.
Luego el disco supongo que lo terminó de mezclar Brad Jones en Nashville, ¿no? ¿Cómo hicisteis esta vez los arreglos de cuerdas?
Lyndon: Son cuerdas reales, bueno sólo las grabadas en Rainbows of colours, porque en Little chat y alguna más usamos el Melotrón.
Jero: Cuando estábamos con el proyecto Un-Pop Classic coincidió con el momento en el que estábamos arreglando las canciones. Ya que teníamos la orquesta aprovechamos la ocasión para ver cómo iban a sonar los arreglos. Y ya que la Orquesta de Castellón había ensayado los arreglos, los grabamos.
Fausto: El problema es que lo tuvieron que grabar antes de la toma base, sólo con una claqueta. Y claro, en cuanto a intensidades y ese rollo no terminó de sonar como nos hubiera gustado.
Jero: En esa canción tampoco es una parte predominante ni nada especial, así que tampoco era importante y no ha quedado mal.
Y ya que lo habéis mencionado, ¿cómo fue vuestra participación en el Un-Pop Classic?
Miguel: Pues fue bastante difícil, la verdad. Porque son instrumentos que para afinar y sonar bien, tienen que oírse bien. Y claro, están tocando al lado de una banda eléctrica con el bajo y la batería a todo trapo, pues es difícil.
Lyndon: Y sus micros son la mayoría de las veces de condensador, y cogen todo el ruido de alrededor. Lo que realmente necesitamos nosotros es una orquesta sinfónica grande, muy grande, con vientos y todo eso. Así seguro que lo hacemos bien. Pero normálmente tocábamos con seis u ocho músicos, y el técnico de sonido tenía que hacer muchos trucos para que sonara. Es muy difícil.
¿El peor fue el de Benicàssim?
Jero: Sí, pero no por la orquesta. Las orquestas han tocado todas de puta madre, son músicos muy buenos, aunque no están acostumbrados a tocar con una banda de pop o rock. Para mí es más difícil pensar en arreglos para una canción que jamás te has imaginado. Y supongo que para Lyndon más, que es el que los escribió. Pero a mí, cuando me hablaban de hacer alguna canción como On my mind con arreglos… Pues como que no sé [risas]
Lyndon: No, pero las que no funcionaban con arreglos no se hicieron al final, o las tocábamos solos.
Miguel: Por ejemplo en Only in the dark days ni se nos ocurría cómo podían encajar, pero al final quedaron muy chulos.
Jero: De todas formas a mí me parece digno de destacar, porque fue muy difícil. Y de hecho si tocamos el año pasado en Benicàssim, que era ya la segunda vez, fue por el Un-Pop Classis, si no casi seguro que no hubiéramos tocado.
Fausto: En aquel concierto hubo problemas técnicos –alguna guitarra desafinada, a Lyndon se le calló el teclado– pero yo lo recuerdo como un concierto de la leche.
El mismo verano tocasteis taloneando a Paul Weller. Impresiona, ¿no?
Jero: Nos pegó un abrazo a cada uno, tío… Increíble. Fue guay.
¿Fue cosa de los promotores de aquí? Recuerdo cómo en el Sonorama de hace dos años, en el que tocasteis después de Ocean Colour Scene, vuestro manager se acercó a Steve Cradock [guitarrista de OCS y Paul Weller], que estaba disfrutando como un enano en vuestro concierto, y le dio copias de vuestros discos.
Fausto: No creo que ni se acordaran de nosotros. Todavía recuerdo aquel concierto que había una parte en la que tenía que tocar, no recuerdo si era un solo o qué, y miraba a la izquierda y tenía, sin saber por qué, a Steve Cradock ahí mirándome… No me hice caca de milagro, y aguanté como pude [risas]. Pero la verdad es que impresiona.
Aparte de Paul Weller, habéis tocado con muchísimos grupos de primera línea en varios festivales por toda Europa. ¿Cómo ha sido la acogida fuera de España, tanto por parte de los grupos con los que compartíais cartel como con el público?
Miguel: Con los grupos tampoco hablas mucho. Sí que puedes cruzar alguna palabra suelta con alguien, pero poca cosa. En general la acogida del grupo fuera de España está siendo muy buena.
De echo Little heart attacks llegó a ser publicado en Grecia por Sony-BMG, ¿no?
Jero: Allí estuvimos tocando en un festival con Franz Ferdinand, The Editors y Dandy Warhols.
Lyndon: Y todo el mundo conocía el single, On my mind.
¿Eso impone ahora de cara a presentar este nuevo disco?
Miguel: A mí me pone, más que me impone. Hombre, ya partes de la base de que por lo menos un viaje vas a hacer para promocionarlo.
Lyndon: Y si luego se va a la mierda, pues bueno, pero es luego y además no puedes controlarlo.
Jero: Piensa que nosotros vivimos en Toledo y todo esto lo seguimos viendo con mucha distancia. Ahora nos empiezan a contar cosas que han sucedido con el anterior disco, te enteras de todo un poco tarde. Cuando vas es todo nuevo y disfrutas mucho, luego te enteras un año después de que aquel concierto fue cojonudo.
Lyndon: Yo hice una entrevista para una radio de Grecia antes de ir allí a promocionar el disco, y estaba sorprendido porque me preguntaban: «¿Cómo veis el éxito que estáis teniendo con vuestro single aquí?». Y no tenía más remedio que decirle que no tenía ni idea de que tenía tanto éxito, porque vivimos en Toledo y no tenemos ni puta idea de lo que está pasando.
En este sentido, ¿qué tal están siendo recibidas las nuevas canciones? No sé si las habéis estado tocando, supongo que en el Un-Pop-Classic sonarían varias…
Miguel: Las cuatro canciones que estamos tocando en el Un-Pop-Classic las hicimos en España, Bélgica, Francia y Dinamarca.
¿Y qué tal su acogida?
Miguel: Como son nuevas y la gente aún no las ha oído, se quedan oyéndolas. Es normal.
Jero: Las hemos tocado más de un año antes de haber salido el disco.
Lyndon: En los sitios pequeños las han recibido muy bien, en los festivales más grandes no tan bien, no se por qué…
Fausto: Lo que queremos es ir ya de gira para tocar las canciones en salas y ver cómo las recibe la gente.
El primer single es Do it. ¿Por qué?
Miguel: Tiene muchas guitarras, es una canción más o menos agresiva o inmediata.
¿Fue la primera elección desde el principio o fue algo que surgió de repente?
Miguel: Nosotros más o menos lo teníamos claro, pero la discográfica también opina, claro, y en este caso estábamos de acuerdo.
Lyndon: Ellos conocen el mercado mucho mejor que nosotros, que no tenemos ni puta idea. Ellos son los que saben qué puede ser pegadizo o no.
Jero: Un single es para que te pongan en la radio y la gente que lo oiga se quede con él y preste algo de atención. Para eso creo que Do it es muy buena. Luego está lo que nosotros consideremos que es la mejor canción, o la que más nos guste, pero como concepto single creo que es cojonuda.
En general, me da la impresión de que es un disco más relajado o tranquilo que el anterior, aunque tampoco he tenido tiempo de escucharlo mucho.
Miguel: Fíjate que yo tengo otra impresión. A mí me parece que es un poco lo contrario, que suena más a directo.
Jero: Nosotros nunca vamos a tener un disco de diez canciones agresivas, porque no nos sale, pero creo que las partes que necesitan agresividad la tienen, y más que en los otros discos. Y las más cuidadas también. Por eso creo que es mejor.
A mí me parece que es el primer disco en el que sonáis de verdad a Sunday Drivers.
Jero: Nosotros queríamos conseguir dos cosas con el disco. Salir a grabar a otro sitio, y acercarnos al sonido del directo. Y no es que sea igual que el grupo en directo, pero sí que se acerca mucho más que los anteriores. Con lo cual, objetivo cumplido.
Lo que sí que parece que permanece son las influencias en vuestro sonido. Aunque sonáis a vosotros mismos, siguen escuchándose ecos de The band, The Byrds… Incluso alguno que suena más Oasis.
Lyndon: Bueno, sí, el más fan no está, es Carlos, creo que aún duerme. [risas]
Miguel: Es lo que tiene la música que te gusta, que cuando tocas acaba saliendo por algún lado. Pero tampoco hay ninguna intención, es lo que pasa siempre, es lógico.
Jero: A mí me sigue sorprendiendo que se nos compare con cierta influencias. Yo este disco lo veo poco «beatle», o mi concepto de lo que son los Beatles. Cada vez nos conocemos mejor entre nosotros, y cada uno aporta su personalidad musical y somos completamente diferentes. Creo que eso es lo bueno del grupo, que a lo mejor hay una canción que a ti te suene a Oasis y hay a alguno del grupo que le puede flipar y a otro le puede ofender.
Lo de Oasis lo decía por Sing when you’re happy.
Lyndon: Quizá sí, por el fraseo que hago con la guitarra al final. Sí que podría ser. Aunque fíjate que yo precisamente no soy fan de Oasis. Son buenos en lo que hacen, pero mis influencias no van por ahí para nada.
En estos últimos años ha habido un montón de grupos que empezaron cantando en inglés y se han pasado al español: Sidonie, Love Of Lesbian, Deluxe… ¿Os habéis planteado vosotros apuntaros a esta especie de moda?
Jero: Mi pregunta es: ¿estaba de moda cantar en inglés cuando empezamos nosotros? Y aún más ¿estábamos de moda nosotros? [risas]
Bueno, más o menos fue con Dover y su Devil came to me cuando algunos grupos empezaron a llegar un poco más lejos cantando en inglés, algo que hasta entonces era impensable. Y ahora llama la atención que muchos se han pasado al español.
Lyndon: Quizá porque no han tenido éxito fuera…
Miguel: Sí, pero tampoco es que sea nuestra intención.
Jero: Todos los grupos que has citado lo han hecho porque decían que tenían una necesidad creativa y de poder llegar a los demás. No sé, yo por ahora no la tengo. Cuando lo haga, será por esa necesidad y no por otro motivo.
Lyndon: Yo que soy inglés podría ser muy crítico, pero Jero hace las letras en inglés muy bien, y yo no me voy a poner a componer en español. Ya me has oído hablar, como para encima cantar… [risas]
Hablando de la composición, ¿cómo se ha repartido en este disco? En el primero eran todas de Jero, en el segundo la mayoría eran de Jero y alguna de Julián. ¿Y en éste?
Jero: Lyndon ha compuesto casi la mitad, yo otro tanto. Hay una en la que hemos participado todos desde el principio. Otra la hicimos a medias entre Lyndon y yo. Creo que es una de las novedades del disco y que se puede notar, por lo menos para alguien que nos conozca sí que se nota, porque la manera de componer es diferente y creo que es más rico.
En el primer álbum erais 4+1, en el segundo 5+1 y en éste ya sois 6, ¿no?
Miguel: Y la orquesta. [risas]
¿Cuántas canciones habéis grabado para el disco? En Little Heart attacks se quedaron unas cuantas fuera pero sí que las grabasteis.
Jero: Grabamos once, se quedó fuera una.
Y esa pobre, ¿se quedará para cara-b de single o la guardáis para el box set de rarezas?
Miguel: Es una de las canciones del Un-Pop Classic, con unos arreglos cojonudos de orquesta y supongo que saldrá de alguna manera.
¿Qué pasa habitualmente con estas canciones que se graban en la sesión de un disco pero que luego no entran en el tracklist final?
Jero: En nuestro caso las canciones que no grabamos se suelen olvidar. Las que se graban, pues no sabemos.
Fausto: She, por ejemplo, es una canción del disco anterior de las que se quedaron fuera. Pero la hemos vuelto a grabar con otro rollo y ha quedado guay.
Hace cinco años os escapáis de Toledo para dar un par de conciertos en Madrid y ficháis enseguida por RockIndiana, una discográfica muy pequeña. Al poco tiempo os cambiáis a Mushroom Pillow y también poco después Naïve licencia el segundo disco en toda Europa, y ahora saca el tercero.
Miguel: Lo dices así y parece que es como de repente, pero ha pasado tiempo.
Ya, pero me refiero a que hace cinco años, cuando ibais a tocar por primera vez en Madrid, ¿os imaginábais que esto podría ser así?
Jero: A nosotros lo que nos pasa es que estamos todavía mosqueados, porque creemos que nos vamos a dar un hostión en cualquier momento. Tampoco nos están pasando cosas enormes, vamos pasito a pasito, pero claro, comparado con lo que pensábamos hace cinco años, es brutal.
Miguel: La verdad es que básicamente es una apuesta de cada uno de nosotros, de dedicarle tiempo al grupo y echarle ganas.
El año pasado una de vuestras metas era poder vivir de la música, ¿lo habéis conseguido?
Lyndon: No del todo.
Fausto: Vivimos de la música cuando tocamos.
Jero: A mí esta pregunta me gustaría aclararla. Nosotros vivimos, cuando estamos de gira, de la música porque nos gusta. Probablemente otra persona con lo que nosotros ganamos no se arriesga a dedicarse a otra cosa. Es un riesgo que asumimos.
Lyndon: Durante lo que son los conciertos de las giras creo que podremos vivir, porque del disco…
Miguel: Del disco vemos poco, la verdad.
Mucha gente lo que intenta es buscarse un curro relacionado: trabajar en la propia discográfica, tocar en otros proyectos, hacer de músico de sesión… Julián, por ejemplo, tiene un grupo de acid jazz y funk. ¿Los demás tenéis algún otro proyecto por ahí?
Fausto: Yo estoy estudiando electrónica, y me dedico a hacer amplificadores a medida, y aparte toco de músico de sesión para no sé cuántos grupos.
Lyndon: Yo tengo muchas canciones, y me gustaría sacar un disco instrumental tocando yo absolutamente todo. Voy poco a poco, haciendo muchas cosas que nunca podría hacer con los Sunday Drivers, porque son grandes y complicadas.
Miguel: Lo que no implica que los Sunday Drivers seamos pequeños y sencillos [risas]
¿Hasta dónde os gustaría llegar?
Lyndon: Hasta que la gente no parara de comprar los discos, y poder hacer carrera musical con los proyectos que sea, si no chocan unos con otros. Y hacer cada vez mejor los discos y, por lo menos, mantener al público que espera algo de nosotros que no les da otro.
Miguel: Sobrevivir y seguir el tiempo que dure. Hay grupos que duran muchos y otros que duran poco… No sé, lo justo.
Jero: Nosotros si logramos giras de bastantes fechas nos damos con un canto en los dientes.
Ayuda que se incluya alguna canción en películas (como ha pasado con On my mind).
Lyndon: Para el mercado anglosajón nos puede ayudar la película de Cristina Rici.
Jero: Bueno, pero no sabemos cómo va a salir en la banda sonora. Puede que sea de fondo y sólo cinco segundos.
Lyndon: Pero puede aparecer en el disco de la banda sonora, y eso ayuda poco.
Jero: Hombre mejor tenerlo que no, pero tampoco es una garantía de nada.
¿Hay un hueco en el mercado anglosajón para un grupo como The Sunday Drivers? En Estados Unidos o en Inglaterra tiene que haber un puñado de grupos que hagan algo parecido a lo vuestro.
Miguel: Yo siempre he pensado que para ellos seríamos como unos intrusos. O no…
Jero: Puede que seamos algo diferente, no tiene por qué ser importante de dónde vengas. Yo quiero pensar que la música se oye más cuando se cree que es buena, pero vamos, es un mercado muy difícil.
Lyndon: Si cantas en inglés y la gente nota que no eres anglosajón… Los suecos hablan inglés casi como los de Inglaterra, pero si te notan un acento gordo dicen «No, fuera».
Jero: O no, mira a Björk, con un acento raro… No sé, tienes que o hablar muy muy bien, o muy muy mal.
¿Saldrá el disco en algún país nuevo en el que no hubiera salido Little heart attacks?
Miguel: En Alemania, que lleva detrás cinco o seis países del este. Y quizá en Escandinavia también. Pero vamos, eso luego nos vamos enterando sobre la marcha, dónde sale el disco.
Fausto: En Japón, por ejemplo.
Lyndon: ¿En serio?
Miguel: Sí, vendimos 70 copias del primer disco, porque RockIndiana tenía acuerdos con alguna discográfica de allí, pero vamos, algo muy muy friki.
Bueno, llegó la pregunta inevitable. ¿Os perjudica o beneficia la piratería? Porque que sepáis que antes de que nos llegara la promo, el disco ya estaba para descargar en un par de blogs.
Miguel: Joder… A mí me ha hecho mucha gracia, porque el disco sólo lo tenemos nosotros y poca gente más. Lo de la piratería es lo de siempre. A nosotros nos interesa tocar, y cuanta más gente conozca al grupo, mejor nos irá en los conciertos. Y a parte que nosotros también consumimos música por Internet.
Lyndon: Yo espero que si a la gente le gusta de verdad se compre un disco, que tampoco es tan caro.
Miguel: Yo lo que hago es que si me gusta algo que me bajo, me compro el disco.
Fausto: Es más problema para las discográficas, porque nosotros apenas cobramos por disco vendido. El negocio del disco es suyo. Nosotros ganamos con el directo.
Lyndon: Pero claro, si no venden discos no nos dan dinero para grabar.
¿Va a salir el disco en itunes o alguna otra plataforma digital?
Miguel: Sí, creo que sí. Es un soporte nuevo y hay que prestarle atención, no?
Lyndon: Yo no lo compraría, porque prefiero tener el disco físico y la carátula con su diseño, que casi te cuesta lo mismo.
Pues nada, muchísimas gracias por la entrevista, que ya tenía ganas de hacérosla de forma “oficial”.
Miguel: Muchas gracias a ti, nosotros también queríamos salir ya en Alta Fidelidad.
Autor: Andrés Cabanes
Fotos: Chus Antón