The Hidden Cameras – Mississauga Goddam
El numeroso grupo The Hidden Cameras hicieron un buen debut con su álbum The smell of our own el pasado año. Se han dado mucha prisa en sacar su siguiente disco, como si fuera una de esas bandas creadas desde la televisión que quisieran aprovechar su momento. Su sonido no puede considerarse demasiado original. Se encuentran más cercanos a The Proclaimers o Housemartins que a The Smiths (de los pocos grupos que sí se podían permitir el lujo de sacar un single cada mes y no despeinarse), pero con influencias del gospel y letras demasiado explícitas para ciertas emisoras de radio en el Reino Unido. Tampoco nos debería extrañar esta censura de los medios británicos, teniendo en cuenta que un grupo español, haciendo el mismo tipo de letras, difícilmente accedería a algún tipo de emisora comercial.
Ahora que tienen marcado un estilo, han decidido no hacer demasiadas concesiones. De esa forma, el ritmo de sus temas se asemeja demasiado a los de su anterior disco, por lo que el efecto sorpresa desaparece. En Mississauga Goddam se echa de menos algún que otro cambio de estilo (puede haber hasta 3 o 4 canciones sobre la misma base), y algún tema que destaque por encima del resto, como sí ocurría en su anterior album con canciones como A miracle o Smell like happiness.
En todo caso tienen una facilidad asombrosa para hacer melodías pegadizas, lo que no impide que alguna vez en las baladas se tornen demasiado almibarados, pese al contenido intencionadamente irónico de sus temas. En cuanto las letras, tal vez se han vuelto aún si cabe más explícitas en el terreno sexual que en su anterior álbum -como en That´s when the ceremony starts– sin perder un ápice el sentido del humor -como en In the union of wine, tal vez la mejor canción, o I want another enema– o ambos aspectos al mismo tiempo –Builds the bone-. En conclusión, un aceptable segundo disco (los segundos suelen ser una prueba de fuego fundamental) para un grupo cuya principal pretensión sea, seguramente, divertirse y divertir haciendo música, lo cual ya es un buen comienzo.