Sr. Chinarro – El fuego amigo
Tras diez años de carrera en Acuarela, Antonio Luque -alma de Sr. Chinarro- se ha pasado a El Ejército Rojo, la discográfica creada por Los Planetas. Esto podía despertar ciertos recelos; no en vano detrás de este nuevo sello planea la sombra de BMG y RCA, y con semejantes gigantes de por medio cabía pensar que la libertad creativa que Luque disfrutara pudiera ser menor. Afortunadamente, nada más lejos de la realidad. Dos años después de aquel brillante El ventrílocuo de sí mismo nos regala en El fuego amigo once piezas que no hacen sino acrecentar -para bien- el ya de por sí extenso espacio en que se mueven las obras de Sr. Chinarro.
Todas las caras de su amplio espectro musical se encuentran aquí presentes, ya sea la melancolía característica de sus primeros discos o la tan cacareada apertura hacia pasajes más luminosos de sus composiciones posteriores a La primera ópera envasada al vacío. Por supuesto sin olvidar la ironía, que encontramos debajo de cada verso, y que fuera de todas sus cualidades instrumentales marca el carácter de Sr. Chinarro. Nada que no se haya dicho mil veces, pero es difícil hablar de Sr. Chinarro sin entrar en todo tipo de lugares comunes. Y esto es sencillamente porque hace mucho que dejó de ser un grupo de culto para situarse como un fortín que disfruta de su espacio como una de las más interesantes propuestas del mercado nacional.
Acreedor de un sonido realmente personal que, gracias entre otras cosas a la producción de J de Planetas (que además participa muy activamente en varios temas), sigue avanzando, explorando caminos sin dejar de profundizar en sus raíces. Raíces éstas de corte muy flamenco que salpican cada recodo de El fuego amigo, alcanzando su máxima expresión en El rito, lo mejor del álbum. Una auténtica delicia con colaboración de Enrique Morente incluida, repleta de palmeos, juegos vocales y aroma a canción eterna, de ésas que entran en el subconsciente y nos sorprendemos cantando alegremente en los momentos más insospechados.
Claro, que hay mucho más. Un inicio arrollador con Dos besugos y la tonadilla amorosa Morado, en las que el bajo de Antonio Arias (ex de Lagartija Nick) ya deja notar el fantástico trabajo que lleva a cabo a lo largo de todo el disco. Un comienzo que se contrapone a un final mucho más pausado, de la mano de los elegantes arreglos de cuerda de El cabo de Trafalgar y la aparente apatía de Paso yo. Ambos extremos acotan un buen puñado de canciones de gran calidad, esqueleto de El fuego amigo, que demuestra (una vez más) que los peros que se blanden habitualmente a la hora de enfrentarse a Sr. Chinarro son vacuas alocuciones, árboles que impiden ver un bosque de sincero disfrute musical.