The Black Dirt Sessions (Partisan Records), el tercer álbum de la banda de Rhode Island Deer Tick, nos remite en las primeras escuchas a los grandes discos de americana. La formación, a la que se ha unido recientemente a la guitarra Ian O´Neill de Titus Andronicus, tiene entre sus puntos fuertes la poderosa voz de su cantante John McCauley, que impregna de gravedad las ya de por sí oscuras letras, algunas de ellas acompañadas apenas por poco más que un piano.
Una voz grave que recuerda a Leon Russell, por momentos a Neil Young o al mismo Michael Stipe (Twenty miles), en canciones destacadas como Mange –que sirve de punto de inflexión a mitad del álbum-, Hand in my hand, y sus dos mejores bazas: I will not be myself y la atemporal Christ Jesus, versión más completa de una canción ya incluida en War elephant (2008), que seguramente sea el himno referente de sus conciertos. Tal vez sea éste un disco más dramático y alejado de Hank Williams en comparación con sus entregas anteriores -sobre todo su más reciente EP More fuel for the fire, del pasado mes de diciembre-, e incluso contenga unas letras a veces insustanciales, pero nos anuncia que la banda de John McCauley puede depararnos grandes momentos en el futuro.
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