[Crónica] Paul McCartney (Madrid, 10/12/24)
El concierto de Paul McCartney en el Wizink Center el pasado martes, el segundo de los dos únicos previstos dentro de su breve gira española- tenía un significado más allá de la propia actuación de una leyenda de la música. La gira que realmente debía haber pasado por nuestro país era la de Freshen Up, la del 2018, la primera del músico después del lanzamiento de su álbum Egypt Station, publicado ese mismo año y que quedó completamente suspendida, como todas las giras y en general la vida en general, por la pandemia de 2019/2020. Así que, en cierta forma, aquella era una espina clavada que había dejado a muchos, que vivían con el temor, como ocurrió la última vez con David Bowie, de que no tuviera posibilidad de enmienda. Al fin y al cabo, Paul McCartney tiene 82 años. Aunque no los aparente ni mucho menos, ni físicamente ni en espíritu.
«Siempre estoy tratando de hacer mejor música. No sé si he escrito mi mejor canción todavía. Esa es la gran pregunta». El inconformista ex Beatle y Ex Wings, como suele ser habitual, no perdió tiempo durante la pandemia, y si recordáis sacó un nuevo álbum, McCartney III, el primero como solista número 1 en el Reino Unido desde Flowers in the Dirt en 1989. Por todo ello, confeccionar un setlist de una figura que cuenta con seis décadas de experiencia y casi 40 álbumes de estudio, que pueda ser al mismo tiempo selectivo y que contente a la mayoría de los fans, no tiene que ser plato de gusto. De hecho,resulta curioso que el setlist final del Get Back Tour estuviese compuesto, en su mayor parte, por canciones de Beatles o Wings, mientras sus discos en solitario, incluso los de mayor éxito como RAM o Pipes of Peace, brillasen por su ausencia. Y dentro de la discografía de los Wings aquellos que vivieron la conflictiva década de los 70s probablemente echasen de menos éxitos grandes en España como Helen wheels, Mrs. Vandebilt o My love. Tampoco hubo es su actuación un guiño especial, como sí ocurrió con la interpetación de Michelle en Francia, ya que podía haberse decantado por su número 1 en España, Another day, canción que no ha tocado en vivo desde 2015 o incluso Young Boy, del fantástico Flaming Pie, que fue éxito en listas únicamente en nuestro país. En cualquier caso, sus elecciones no son puramente comerciales. Hay algunas composiciones de éxito de su carrera en solitario como, por ejemplo, No More Lonely Nights, que, ni siquiera ha tocado en vivo o que no aparece desde hace tiempo, como My Brave face, esta concretamente desde 1991.
En cualquier caso, el setlist escogido de nada menos que tres horas, mejor o peor, incluyó algunas de las canciones que le han convertido en parte de la HISTORIA. El estadio estalló desde las primeras notas con miles de voces uniéndose: coros de jóvenes y mayores, sin distinción de edad. La estructura o el montaje del concierto fue impecable: si estabas tan concentrado en las canciones, no te percatabas en la excelente puesta en escena que dibujaba a la banda completa desde el comienzo: con Rusty Anderson a la guitarra, Brian Ray a la guitarra y el bajo, Paul «Wix» Wickens a los teclados y Abe Laboriel Jr. a la batería, junto con el trío de metales Hot City Horns, que, a su vez, se iba deshaciendo de instrumentos y cuyos miembros iban desapareciendo de escena conforme transcurría el concierto. A la mitad, quedaba McCartney solo en medio de una tarima que se elevaba sobre el público en el punto álgido, con la interpretación acústica de Blackbird y el emocionante homenaje a John Lennon en la canción que compuso para él, Here Today, de su álbum solista de 1982, Tug of War, que fue escrito tras el trágico asesinato en 1980.
Hasta ese momento todo fue una sucesión vertiginosa de éxitos reconocibles -el impresionante blues Letting Go, Drive My Car, Got to get you into my life– con una breve parada en My Valentine, dedicada a su actual esposa y otra de las escasas canciones recientes de su carrera solista, acompañada del vídeo oficial de Natalie Portman y Johnny Depp gesticulando en lengua de signos. Tal vez el lenguaje visual que aportaba ese videoclip- las imágenes de acompañamiento fueron parte esencial de toda la actuación- fue lo que decidió a McCartney a escoger esta canción en lugar de otras más populares. Entre broma y broma, algunas palabras en español, siguió el más reciente «recuperado» Now and Then– que personalmente aprecio siempre y cuando no aparezca acompañado de ese innecesario, incluso ridículo, videoclip- para atacar finalmente con canciones incontestables como Lady Madonna, Jet o el homenaje a George Harrison a ritmo de ukelele con Something, otro de los momentos inolvidables de la noche. El cierre monumental- olvidemos Ob-ladi, por favor- llegó con Band on the Run, Get Back, Let it Be, Live and Let die– de infarto los juegos de pirotecnia- y el himno Hey Jude. El bis fue todavía más impresionante, con Paul cantando I’ve Got A Feeling, con imágenes de John Lennon de Get Back, seguido de Sgt. Pepper’s Lonely Heart’s Club Band y con una combinación de Golden Slumbers, Carry That Weight, y The End, si bien la atronadora versión de Helter Skelter– es increíble que la voz de McCartney se atreva al esfuerzo que implica esta canción- fue la que se llevó la mayor ovación. Fue, en definitiva, una reunión que trascendió generaciones, unidas por el amor a la música que ha formado parte de la banda sonora del mundo durante más de medio siglo. Sus últimas palabras fueron «nos volveremos a ver la próxima vez», así que, tomemos nota. Son palabras de un inconformista.