40 años sin Jim Morrison
El 3 de julio de 1971 el mítico líder de The Doors fallecía en París a los 27 años.
Un año antes de llegar a Francia, Morrison había sido condenado por conducta lasciva y libidinosa durante un concierto en Miami, dos años atrás, aunque logró evitar la cárcel con apelaciones y una fianza. En abril había publicado el último disco con su banda, L.A. Woman, en medio de una gran tensión en la grabación, llegando incluso a producirlo ellos mismos junto al ingeniero de sonido Bruce Botnick. Morrison decidió entonces alejarse de la música, de la prensa, despreocuparse de su aspecto físico- engordó varios kilos- y centrarse en su verdadera pasión, la poesía.
El 3 de julio Morrison fue encontrado muerto en la bañera de su piso del Barrio del Marais en París, donde vivía junto a su pareja y amante, Pamela Courson. Lo cierto es que años antes el músico era el símbolo de la rebeldía para toda una generación, algo que traspasaba la propia música, símbolo que se tornó definitivo con su temprana y enigmática muerte, acompañada de todo tipo de rumores. La más reciente, en un libro publicado en 2007, Sam Bernett afirma que Morrison no murió en su bañera, sino en los baños de una discoteca parisina que regentaba, el «RocknRoll Circus». En cualquier caso, fuera cual fuere la causa y, sea o no definitivamente su cuerpo el que está enterrado allí, lo cierto es que actualmente su tumba, en el Cementerio Pre-Lachaise, es la cuarta atracción turística más visitada de París, donde un epitafio reza: «Kata ton daimona eaytoy» (Fiel a su propio espíritu).
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